Dedicado a V.
El 31 de diciembre de 2022 estoy solo. Recientemente separado, viviendo una vida que no quiero para mi. Veo una peli que me gusta bastante. Se llama "Asuntos familiares". Marion Cotillard se reencuentra con su hermano Louis en Paris porque sus padres tuvieron un accidente de tránsito. Ese reencuentro está interpolado con escenas del pasado que van descubriendo los hechos que destruyeron esa relación fraterna con ribetes pimpinelescos. Hay una escena en particular que me quedó grabada en la memoria: Louis está en una librería y entra su sobrino. Una interacción que empieza inocente termina en un reclamo de Louis, que trata a su sobrino de tibio por nunca plantarse ante su madre o abuelos incluso cuando hablaban mal de él.
La película la debo haber terminado pasadas las 23:50. Unas horas antes, alrededor de las 18, había puesto el celular en modo avión. Esa tarde estaba triste, y pensé que iba a pasar un año nuevo de mierda. Pero ahora que se acercan las 12, agarro mi sidra de la heladera y salgo al balconcito. Descorcho a la medianoche y pego un grito liberador mientras suenan los primeros fuegos artificiales.
Todo ese año me refugio en las películas. Obsesivamente, para pasar el tiempo. Vi 232 películas (largometrajes y cortos) en el año. 12 en enero, 35 en febrero, 43 en marzo (me propuse ver todas las nominadas en todas las categorías de los Oscars), 28 en abril. En mayo entro a trabajar a Río. ¿Películas vistas en mayo? Siete.
-El 24 de diciembre de 2023 estoy preparado para otra fiesta solo. Compré un pequeño pan dulce artesanal, tengo mi sidra lista y me dispongo a pasar la noche. En un momento de esos en que se busca una sensación que ya no está, saco la PlayStation de la caja e intento conectarla. Pero los cables no se llevaban bien con mi tele, la imagen se ve en blanco y negro y me frustro. Me pongo a buscar en internet un emulador, es decir, un programa de PC que finge ser la PlayStation para poder jugar esos juegos. En esa búsqueda encuentro no solo eso, sino también una página en la que personas como yo se dedican a jugar juegos retro de todo tipo. Se me abre un mundo que no llego a indagar mucho, de todos modos, porque a los pocos días me voy a Córdoba dos semanas de vacaciones.
Vuelvo el 11 de enero de mis vacaciones en una crisis total. Ese día paso 12 horas jugando. Harry Potter, Winning Eleven, Tenchu, Castelvania, Crash, Spyro. Recién el 16, cuando vuelvo oficialmente a trabajar, freno. Tal vez una obsesión reemplaza a la otra, porque entre enero y abril de 2024 vi, ¿solamente?, 12 películas.
-El 31 de diciembre de 2024 estoy en casa. Mi casa. Mientras proceso el hecho de que un grupo de estafadores posando de albañiles me acaban de cagar seiscientas lucas, me pongo a pensar en que fue el mejor año de mi vida hasta el momento. Tengo un lugar donde caerme muerto, recompuse la relación con mi única familia cercana. Estoy conociendo a alguien. Estoy solo, pero no me siento solo. Me dan ganas de llorar. Veo una película mala, juego un poco, miro los fuegos, como sobras de la navidad y de mi cumpleaños, que pasé con mi madre.
-Hoy, 15 de octubre, me desperté sintiéndome mal. Cuerpo cansado, cabeza abombada. Trabajo, me entra una tristeza fuerte. No se me pasa. Para cuando vuelvo a casa ya me siento fatal. Duermo cinco horas y me despierto en la madrugada para escribir esto. La primera vez que experimenté este tipo de angustia existencial fue a mis veintipocos. Viajaba en un doce desde el CBC de Montes de Oca hacia mi casa. En un cuadernito escribía lo que pensaba. Leía Kundera, Pizarnik, y no le encontraba sentido a mi vida. Una sensación que me visitó de nuevo en 2022. Me dieron ganas de morirme. Desde entonces cada momento de tranquilidad es precioso.
Soy celoso de mi tranquilidad, a veces demasiado. No me abro, y cuando me abro no me cuesta nada cerrarme. El modo avión en que entré el 31 de diciembre de 2022 lastimó a alguien, y fue un golpe a un vínculo que recién empezaba, tan intenso como insostenible entre dos personas recién separadas. Con esa persona, que me bancó en momentos muy oscuros, ya no hablo. En marzo, en medio de esa vorágine de hasta tres películas por día, una amiga me ayudó a decidir dejar definitivamente la facultad y enfocarme en lo que realmente me angustiaba, que era no tener una fuente fija de ingresos. El segundo mejor consejo que recibí en mi vida, pero con esa amiga no hablo más. En mayo, cuando escribí para empezar a trabajar en Río y me pasaron la propuesta, casi digo que no, pero otra amiga me dijo que lo intentara, al menos para zafar unos meses, y en todo caso después dejaba. El mejor consejo que recibí en mi vida, pero con esa amiga tampoco hablo más. Mi crisis total de enero de 2024 incluyó dejar de hablar con mi pareja de ese entonces durante semanas. Semanas. Con alguien con quien llegué a fantasear una mudanza. Con esa persona, que me quiso y me apoyó en un momento de reconstrucción muy fuerte, tampoco hablo más.
Mirar películas y jugar juegos son dos actividades que, en determinado momento, siento que me salvaron la vida. Pero reflexiones como las que hago cuando escribo son las que realmente me dan ganas de vivir. Me siento mejor escribiendo esto, recordando momentos cuando era todo mucho peor, y tomando consciencia de lo importantes que son las personas que me han rodeado a lo largo de estos años. A todas ellas las quiero más de lo que pude expresar cuando pude hacerlo. No lo lamento, porque aún no es tarde para hacerlo. Si logro dejar de alienar y alienarme del querer, probablemente este sea un gran cierre de año.
---A continuación, una serie de recordatorios anti tristeza: Estoy en un vínculo emocionante, aún tengo trabajo, tengo cierta relación con mi madre, amo a mis dos gatos, me planto ante lo que considero injusto incluso (y especialmente) cuando es incómodo, anduve más en bici en este último mes y medio que en el resto de mi vida, logré terminar la ventana en mi baño, estoy armando mi taller/estudio, me hace feliz ver bien a la gente que quiero, tengo un espíritu curioso. Aparte, mi amplia experiencia en tristezas y soledades me permite afrontar momentos como este con mucha claridad. Hoy estoy así. No es para siempre.